sábado, 12 de diciembre de 2009

El coche: piedra angular del cambio climático

Parece que por fin, economistas y políticos se han puesto de acuerdo para evitar que los gases de efecto invernadero vayan a más. Para ello en nuestro país van a poner en marcha un plan para reducir las emisiones en un 30% para el 2.012 del que los medios de comunicación han dado la debida cuenta.
Con este abanico de medidas, por si solas, no solo no van a conseguir reducir las emisiones, sino todo lo contrario, continuaran aumentando, ya que no tienen en cuenta numerosas variables
1º El aumento de la población; y como consecuencia, el incremento de la producción de bienes de consumo para cada una de las 400.000 de personas que cada año nacen o vienen a vivir a nuestro país.
2º La concienciación ciudadana será muy limitada, si no se establece un límite de consumo de energía per capita, con un incremento exponencial de los costes económicos para cada persona, según se sobrepase la medida.
3º “Quien contamina paga, quien no contamina cobra”: recibir compensaciones económicas a través de las nominas, para los que van a pie, en bicicleta o en transporte publico. Gravar económicamente a todos aquellos que utilizan sistemas de movilidad de gran derroche de energía: coche o avión. Ello induciría a replantearse el sistema de movilidad y su planeamiento urbanístico actual centrado en el automóvil.
4º Planificación de cercanía. Con la construcción de nuevas autopistas y carreteras solo se consigue aumentar el flujo de automóviles que circulan por ellas y la dispersión de las urbanizaciones que brotan por sus alrededores. Aumentando las emisiones debido a:
- El aumento de vehículos en circulación por “el efecto llamada” de las nuevas vías de circulación y mayor contaminación
- El aumento de las distancias a recorrer debido que las nuevas urbanizaciones cada día están más alejadas de los núcleos urbanos y centros de trabajo.
- Mayor consumo energía por la construcción de nuevas autopistas: trabajos de corrimientos de tierra, demolición de montañas, construcción de puentes, túneles, rotondas elevadas, vías de servicio, canalizaciones, alumbrado, muros de contención acústica, guardarrailes, señalización de la calzada y señales verticales, paredes de contención de desprendimientos, paneles electrónicos, cerramientos de rejilla, farolas, etc. con un ingente consumo de materias primas: asfalto, hormigón, grava, arena, mallazo, hierro, acero, tendido eléctrico, pintura, madera de encofrar, etc.
- La construcción de nuevas urbanizaciones a su vez, son grandes consumidoras de energía debido a la lejanía de otros núcleos urbanos para establecer las conexiones de las dotaciones y servicios: alcantarillado, alumbrado, canalizaciones de agua, asfaltado, estaciones impulsoras, recogida de basuras, etc. En todo este proceso planificador se tiene que premiar la cualidad de “la cercanía” y fiscalizar “la lejanía”, evitando la dispersión urbana existente.

El automóvil es el mayor despilfarro de energía que existe, ya que tiene que mover dos toneladas de chatarra para trasportar a una persona que solo pesa entre 60 y 80 kilos. Se tiene que considerar un éxito de planificación reducir la venta de automóviles, para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, no solo por su uso, si no por el proceso de su fabricación, que representa el 25% de la energía que consumirá: extracción de materias primas de minas o canteras a cielo abierto, transporte de las mismas, transformación en grandes hornos, procesamiento en la industria siderometalúrgica, fabricación de los miles de componentes y accesorios, distribución de los mismos por todo el mundo, fabricas de montaje, distribución de los diferentes modelos por todo el mundo… A todo ello hay que sumar los costes ambientales de toda la infraestructura del combustible: pozos de petróleo, plataformas petrolíferas, oleoductos, barcos petroleros y superpetroleros, refinerías, depósitos, flotas de camiones cisterna de distribución, estaciones de servicio…
La infraestructura que necesita el coche para su fabricación, mantenimiento y consumo, desde el origen de las materias primas hasta su desguace puede suponer el 80% de las emisiones, de los países con alta motorización.
Lo preocupante, es que cada año se venden 70 millones de coches, que hay que sumar a las emisiones de los 800 millones de automóviles que circulan actualmente por el mundo. Esto solo es una brisa de lo que puede acontecer, si los países menos desarrollados copian nuestro modelo de vida, solo que China y la India lo hagan, representan 2.000 millones mas de coches echando gases.
Espabilen, la solución es sencilla y el tiempo apremia. Pueden empezar por limitar la propaganda del instrumento mas peligroso que la humanidad haya inventado jamás, que cada año mata en el mundo a 1.200.000 personas en los mal llamados accidentes de tráfico.
Antonio Cánaves Martín
acanaves@ono.com

Viñeta del blog de J.R.Mora

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