lunes, 4 de enero de 2010

¿De qué me puedo manifestar? I



El que el ser humano se reivindique de diferentes formas es algo inherente a la propia humanidad. En los tiempos modernos hemos participado desde las manifestaciones en pro de los derechos civiles en la década de los 60, a la postre de derechos humanos, hasta manifestaciones para propósitos individuales. Mientras se ha avanzado en el tiempo se ha ganado en libertades y derechos que en hace tan solo 70 años ni se podría imaginar. Y cada vez vislumbramos más opciones para exigir un mundo mejor. Pero en realidad no se garantiza el éxito de ninguna manifestación, ni por importancia de la misma, ni por asistencia, ni por impacto. A veces ocurre lo contrario, sobre todo cuando se adhieren en una manifestación, bien por ésta o aprovechándose de ella, elementos violentos.

He seguido con curiosidad, entre otras, la cobertura de las manifestaciones en la cumbre sobre el cambio climático, y cómo las fuerzas de seguridad de Copenhagen han intentado velar por la seguridad. Y otra vez se han enfrentado elementos violentos contra fuerzas represivas. Vandalismo y ataques contra la seguridad ciudadana y cargas policiales, disolución de grupos y arrestos no procedentes. Nada nuevo ¿Verdad?.

Debido a la intensidad emocional de una expresión de tal calibre nos arriesgamos a llegar a pasar los límites de las reivindicaciones y convertirnos en violentos o ilegales. Cosa a tener en cuenta sobre todo porque por muy noble y social que sea un tema de lucha, los que nos manifestamos somos seres humanos. La carga emocional puede llevar a individuos y colectividades a actuar sin raciocinio. Ese límite se me antoja difícil de ubicar. Sobre todo por el distinto valor que le podamos dar los individuos a una misma causa. ¿Hasta dónde podemos actuar para obligar a los demás a atender nuestras exigencias? ¿Está todo permitido? ¿Cómo puedo expresarme más allá de lo que me permite la ley? ¿Débo?


fuente foto http://fuckyeahdementia.tumblr.com

Por otro lado están los responsables de velar por la seguridad de los bienes y personas de la zona donde se produce una manifestación y, también, de los mismos manifestantes. ¿Cómo se determina el límite de la coherencia y legalidad de una reivindicación? Sé que cada uno de nosotros tenemos nuestra valoración con respecto a temas que creemos conocer, como las manifestaciones en apoyo a un etarra, en contra del aún no resolucionado estatut, de la violencia animal en certámenes culturales, en exigencia del cumplimientos de derechos civiles individuales rotos por el cumplimiento de otras leyes, creación y cumplimiento de leyes que afectan actividades o poblaciones enteras, actos violentos o futuribles guerras… Pero un estamento oficial que debe permanecer neutral ante la disertación sobre la autorización o no de una reivindicación ¿Qué elementos tiene para trabajar sobre esa autorización? ¿Solo la ley? ¿Cómo se asegura esa imparcialidad? Y una vez de cara a la manifestación ¿Qué herramientas usa para controlarla? ¿Y para protegerla? Según la forma en que se desarrolla ¿Cómo se decide intervenir? ¿Con qué grado de violencia? ¿Es legal, en todo su término? Y es que la permisibilidad y control de los gobiernos y sus instrumentos pueden llegar a tener lecturas coercitivas hacia las manifestaciones. Eso diciéndolo de forma suave.

Todos sabemos que la respuesta a cada una de estas preguntas depende del país donde se aplique. Y si consideramos que la tolerancia policial y el comportamiento civil dependen del grado de desarrollo cultural ¿En nuestra región qué nivel tenemos? ¿Hasta dónde hemos evolucionado? ¿O es sólo una interpretación cultural? ¿Las manifestaciones llevadas de forma pacífica están realizadas por gente educada o aleccionada? ¿Acaso con nuestro bagaje cultural no opinamos con lo que han querido que aprendamos y conocemos?

Por eso me pregunto: ¿Qué debería estar prohibido en cualquier manifestación? Además de los actos violentos ¿Y qué sería lo correcto?. ¿Por qué se debe dejar morir a una persona en huelga de hambre? Porque ¿No estamos protegidos todos por la tutoría de las leyes de nuestro estado? ¿Se debería permitir cualquier reivindicación? O ¿Es tiempo de cambiar las formas de manifestarse para intentar asegurar algún efecto? ¿Puede un medio de seguridad de un estado intervenir mi libertad solo por haberme expresado? ¿De qué me puedo quejar? ¿A quién no puedo apoyar?

Y eso que hoy no quiero entrar en la impunidad gubernamental de intervenir, etiquetar, perseguir, juzgar y apresar a motu proprio a cualquiera con la excusa irreal e inventada de pertenencia a banda terrorista. Buena carta se ha sacado el gobierno nordamericano. Pero no te sorprenda esto. Ya ha pasado.

En los últimos tiempos se han ingeniados métodos para llamar la atención pública que pasan por lo risible, artístico, dramático, oportuno y tecnológico. Generalmente el método escogido depende de la cantidad y tipo de valor emocional del tema recriminado. Están los métodos exhibicionistas, los culturales, a veces mezclas de estos, las simples concentraciones, las concentraciones que conllevan el bloqueo de accesos, los actos humorísticos, los vandálicos, los boicots, la inacción como las huelgas de trabajo o las huelgas de hambre. Y está tomando mucho valor las proclamas a través de internet. Blogs, redes sociales, canales de divulgación de videos, foros… son el nuevo medio que está sobrepasando lo conocido.


fuente foto http://www.sindicatoandaluz.org

Hemos vivido recientemente la huelga de hambre de Aminetu Haidar, iniciada a partir de la aplicación de leyes que atentaban contra un derecho individual tan claro como al de tener una nacionalidad con todos sus accesorios. Y diariamente vemos el hecho de la emigración, que pone de manifiesto cómo las leyes regionales atentan contra la libre circulación de personas por el mundo.

Más cercano es la huelga de hambre de José Antonio Braojos. Cercano por que se manifiesta en el Aeropuerto de Palma. Antonio se mantiene en esa actitud por una sentencia judicial que le obliga a mantener a su “madre biológica” aun cuando él y su hermana recibieron malos tratos maternos, un caso que se dirige a la defensa de de la dignidad personal. Este surrealista caso lo expone él mismo en www.quierojusticia.es

No es la primera vez que se cierra una aerolínea o agencia de viajes y deja en tierra a todo un ejército de pasajeros. Estos se hicieron notar de numerosas formas como hemos visto. Aunque afortunadamente ninguna con la virulencia que se podría esperar en otras épocas. ¿Será que aún así nos educamos más pacíficos?

Pablo Mora
jackmcampos@gmail.com